Cómo un hombre gana más de un millón de pesos al año acompañando a personas sin hacer nada más.
Shoji Morimoto, un ciudadano japonés, ha captado la atención mundial gracias a su peculiar negocio, donde gana alrededor de 4 mil pesos al día por no hacer prácticamente nada más que acompañar a sus clientes a comer o visitar lugares. Esta singular forma de empleo se ha convertido en un fenómeno en Japón, despertando la curiosidad de medios internacionales y generando debates sobre las nuevas formas de trabajo en el siglo XXI.
Un negocio inusual que desafía la norma
En 2018, Morimoto decidió romper con las expectativas tradicionales de la carrera profesional. A pesar de contar con una licenciatura y un posgrado, optó por dejar atrás el empleo convencional y emprender un camino inusual: alquilarse a sí mismo para «no hacer nada». Este servicio, aunque sorprendente para muchos, se ha transformado en un éxito comercial en Japón, un país conocido por su cultura laboral intensiva y altamente estructurada.
El negocio de Morimoto opera principalmente a través de Twitter, donde los clientes lo contratan para brindarles compañía. Su labor consiste en acompañar a las personas a comer, visitar lugares o simplemente estar con ellas en situaciones donde no desean estar solas. Su tarifa es de 10 mil yenes, aproximadamente 75 dólares por servicio, lo que le genera ingresos de unos 227 dólares diarios.
El impacto económico y emocional de «no hacer nada»
A lo largo de un año, Morimoto estima que sus ingresos superan el millón de pesos mexicanos, una cifra considerable para un trabajo que desafía las normas tradicionales del empleo. Pero más allá de las ganancias económicas, Morimoto ha encontrado en este trabajo una satisfacción personal que no había experimentado en sus empleos anteriores. «Es la primera vez que me siento realmente satisfecho con mi trabajo. Cada día es una nueva experiencia», declaró Morimoto a la BBC.
El servicio que ofrece Morimoto no se limita a la simple presencia física. Su compañía ha sido solicitada en situaciones tan variadas como acompañar a una clienta en la apertura de su restaurante vacío o estar presente en eventos donde los clientes no quieren estar solos. Su presencia, aunque aparentemente pasiva, ofrece a las personas una sensación de confort y seguridad en momentos de vulnerabilidad.
El auge de nuevas formas de trabajo
La historia de Shoji Morimoto plantea importantes preguntas sobre el futuro del trabajo y las necesidades emocionales de las personas en sociedades modernas. En un mundo donde la tecnología y las redes sociales redefinen las relaciones humanas, su negocio podría ser una señal de cómo los trabajos del futuro podrían enfocarse más en las conexiones humanas que en la productividad tradicional.
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