La Navidad llega por decreto en Venezuela: una celebración adelantada en medio de la crisis

El presidente Nicolás Maduro decreta el inicio de la Navidad en Venezuela, mientras el país enfrenta una crisis política y económica.

La Navidad ha llegado anticipadamente a Venezuela por mandato presidencial. Tal como lo prometió, el presidente Nicolás Maduro ha decretado el inicio oficial de la temporada navideña este martes, a pesar de que aún faltan meses para la tradicional fecha de celebración. En un país marcado por la crisis política y económica, las luces de colores y los adornos festivos ya iluminan diversos espacios públicos, tanto en Caracas como en otras regiones del país.


Un encendido de luces lleno de simbolismo

La alcaldesa de Caracas, Carmen Meléndez, encabezó el icónico encendido de la cruz en el parque Waraira Repano, mejor conocido como el Ávila, que domina el horizonte de la capital venezolana. Con una cuenta regresiva digna de Nochevieja, el acto marcó el inicio de una temporada festiva adelantada, cargada de simbolismo y declaraciones políticas. Desde una plaza central, Meléndez hizo un llamado a los ciudadanos para que disfruten unas «navidades felices, seguras y en familia», mientras el ministro de Cultura, Ernesto Villegas, aprovechó la ocasión para invitar a los venezolanos a reafirmar su identidad nacional.

Villegas no se anduvo con rodeos: según su punto de vista, la «ruta navideña» que comenzó este martes no debe ser una celebración vacía de contenido, sino una oportunidad para que el país retome sus raíces. Claro, en medio de esta declaración de intenciones, cabe preguntarse: ¿qué raíces estamos reafirmando, y cuántos están en condiciones de celebrar en medio de la crisis que atraviesa el país?

Caracas se ilumina, aunque no para todos

Por toda Caracas se pueden ver adornos navideños: árboles gigantescos, túneles de luces, esferas brillantes, estrellas y copos de nieve que parecen sacados de un país nórdico, adornan los espacios públicos. Como si el poder de unas cuantas luces festivas pudiera disipar los problemas diarios de los ciudadanos, los transeúntes se toman un momento para fotografiarse con sus familias, especialmente aquellos que llevan niños.

Sin embargo, no todos pueden disfrutar del espectáculo. La crisis política y económica que sufre Venezuela desde hace años sigue siendo el telón de fondo de cualquier celebración. Algunos edificios gubernamentales ya están decorados, mientras los trabajos continúan por toda la ciudad, pero para muchos, estas luces brillantes contrastan con una realidad oscura: inflación galopante, escasez de productos básicos y una incertidumbre política que parece no tener fin.

Una celebración con fines políticos

No hay que olvidar que esta repentina fiebre navideña llega en un contexto político particular. El pasado 2 de septiembre, Maduro anunció el adelanto de la Navidad como un homenaje y agradecimiento a los venezolanos tras las elecciones del 28 de julio. Curiosamente, esos comicios aún están rodeados de controversia: el Consejo Nacional Electoral (CNE) proclamó a Maduro como ganador, aunque los resultados desagregados siguen siendo un misterio. Mientras tanto, la oposición, con Edmundo González Urrutia a la cabeza, reclama haber sido la verdadera ganadora, aunque González ahora se encuentra exiliado en España.

La Conferencia Episcopal de Venezuela (CEV) ya ha expresado su desacuerdo con el uso de estas festividades con fines políticos. En un comunicado, la CEV señaló que la Navidad «no debe ser utilizada con fines propagandísticos ni políticos particulares», un llamado que parece haber caído en oídos sordos dentro del gobierno.

¿Navidad o cortina de humo?

Más allá de las luces y los villancicos adelantados, la pregunta clave es si esta celebración navideña prematura es simplemente una cortina de humo para distraer a los venezolanos de los problemas profundos que enfrentan. Con conciertos, actividades culturales y transmisiones en vivo desde canales estatales como Venezolana de Televisión (VTV), el gobierno parece decidido a convertir esta Navidad anticipada en un espectáculo nacional. Pero, ¿qué significa realmente celebrar en un país donde la mayoría de la población sigue luchando día a día por sobrevivir?

La Navidad que nadie pidió, pero que todos recibieron

En resumen, Venezuela vive una Navidad por decreto. Luces, adornos y fiestas en octubre que parecen más un intento por distraer a la población que una celebración genuina. Mientras tanto, el país continúa inmerso en una crisis política sin resolver y con una economía en ruinas. A pesar de los esfuerzos del gobierno por revestir la realidad con esferas navideñas y mensajes de «feliz Navidad», la verdad es que para muchos venezolanos, el único regalo que desean este año es un futuro más estable y con menos incertidumbre.

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