Autoridades de Guanajuato han detectado un patrón creciente en el uso de casas abandonadas y pozos como puntos para ocultar cuerpos y dificultar las investigaciones. En varios casos recientes, los inmuebles habían permanecido deshabitados durante años, pero presentaban signos de actividad irregular, lo que llevó al hallazgo de restos enterrados y cubiertos con capas de cemento.
Uno de los casos más relevantes se registró en una vivienda ubicada en un ejido cercano a la comunidad Santa Teresita de Jesús, donde se descubrió que la propiedad había sido utilizada para depositar cuerpos y tratar de ocultarlos mediante sellado de pisos y espacios subterráneos. Este tipo de hallazgos se ha vuelto más frecuente en la región Laja–Bajío, donde también se han localizado pozos usados como fosas clandestinas.
Estas prácticas complican las labores de búsqueda, ya que el acceso a las viviendas requiere órdenes judiciales y la remoción de concreto demanda maquinaria especializada. Colectivos y autoridades han señalado que el fenómeno exige fortalecer los cateos, la vigilancia sobre inmuebles abandonados y el control de propiedades que puedan ser aprovechadas por grupos criminales.


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