La polémica grabación realizada por Cody Detwiler en una zona rural de Estados Unidos reavivó el debate sobre los límites del entretenimiento en redes sociales y derivó en una causa judicial que podría costarle varios años de prisión.
Cody Detwiler, influencer estadounidense conocido en plataformas digitales por sus videos extremos, volvió a quedar en el centro de la controversia tras la difusión de un material en el que un Ferrari valuado en aproximadamente 400.000 dólares termina completamente destruido por el fuego. El joven, de 27 años, construyó su popularidad a partir de contenidos donde somete vehículos de alta gama y objetos costosos a pruebas poco convencionales, acumulando millones de seguidores y visualizaciones.
El episodio ocurrió en 2023, cuando Detwiler grabó una supuesta “prueba de durabilidad” con un Ferrari F8 Tributo en un campo de maíz seco. Durante la filmación, el superdeportivo fue expuesto a maniobras riesgosas que concluyeron con un incendio total del vehículo. Las imágenes se viralizaron rápidamente y generaron una fuerte reacción negativa por el peligro ambiental y la aparente imprudencia del acto.
Aunque el creador aseguró que el incendio fue accidental y que desconocía los riesgos de utilizar un automóvil de ese tipo en ese terreno, el caso escaló más allá de las críticas en redes sociales. Las autoridades del condado de Williamson, en Tennessee, iniciaron una investigación que culminó con cargos formales por presunta evasión fiscal vinculada a la compra del vehículo.
Según la acusación, Detwiler habría intentado evitar el pago de alrededor de 30.000 dólares en impuestos al registrar el Ferrari en el estado de Montana, donde no se aplican gravámenes sobre la venta de vehículos, en lugar de hacerlo en Tennessee, donde el impuesto puede llegar al 10%. Tras más de dos años del incidente, el youtuber deberá comparecer ante la justicia para responder por estos cargos.
En el marco del proceso judicial, se establecieron restricciones sobre sus declaraciones públicas. La jueza a cargo del caso limitó lo que puede comunicar, permitiéndole solo referirse a información ya conocida públicamente y prohibiéndole realizar comentarios que puedan influir en el jurado o comprometer a las autoridades. Detwiler aceptó la medida y sostuvo que no cometió ningún delito, argumentando que los datos sobre el registro del vehículo siempre fueron accesibles.
De ser hallado culpable, el influencer podría enfrentar una condena de entre uno y seis años de prisión, además de una multa económica. A pesar del escenario legal adverso, el caso volvió a poner en discusión hasta dónde puede llegar la búsqueda de atención y viralidad en el ecosistema digital.


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